Curiosamente, lo que va a hacer posible las expresiones más fantásticas del ser humano, lo que va a permitir un tipo de desarrollo socio-económico sostenible, lo que va a hacer posible la comprensión de las otras culturas o puntos de vista… nace del ser humano. Sin ir tan lejos, aquello con lo que nos encontramos al despertar, estamos todo el día con él y nos acostamos con él… somos nosotros mismos. Así, toda la vida.
En la educación formal, nos enseñan a cerca de historia, literatura, matemáticas, cómo somos biológicamente y muchas otras cosas más que nos aportan conocimientos que podemos llamar cultura. Con ello, luego nos especializamos en algunos estudios o nos ponemos a trabajar directamente. Más tarde, nos vamos dando cuenta que entendernos y relacionarnos con nuestra familia, con los profesionales de nuestro entorno laboral, con nuestras amistades y sobre todo, entendernos y relacionarnos con nosotros mismos… ¡ tiene más complejidad que estudiar física aeroespacial !
Nos enseñan muy pocos aspectos a cerca de nuestro funcionamiento como seres humanos. Oye, ¿qué pasa que a veces tengo ganas de huir, en otras ocasiones me bloqueo y en otras enseño los dientes como un tigre? Por ejemplo, ¿cómo puedo relacionarme con esa fuerza del tigre sin dañarme a mi, a los demás o a mi entorno?
Nos enseñan muy poco a cerca del aspecto que es la constante desde que nacemos hasta que morimos. Nosotros mismos.