Hace años leía tranquilamente en mi casa el libro “El monje que vendió su Ferrari“. Inmerso en tan profunda lectura, apareció una frase que me encantó: la conciencia precede al cambio. La traducción sencilla es que si no sabes que hay algo para cambiar, es muy difícil hacer algún cambio. Así que darse cuenta de algo es el punto de inicio para poder dar el siguiente paso, empezar a hacer algo con ello.
UNA MIRADA HACIA ATRÁS
Hoy en día vivimos una vida bastante frenética con muchos frentes a los que atender. O simplemente tenemos la atención tan dispersa entre el teléfono, la tele, el ordenador, relaciones, trabajo, familia… que es muy poco común detenerse un rato a reflexionar, a observar lo que uno está haciendo y cómo lo está haciendo en su día a día. Pues bien, darse la vuelta y observar el pasado es una rutina muy enriquecedora. Te da mucha información de si te estás acercando a donde quieres llegar y si lo que estás haciendo está teniendo el resultado que esperas. Las empresas lo hacen desde sus orígenes, reisando cada año si han conseguido obtener beneficio o por el contrario han entrado en pérdidas. Sea cual sea el resultado, se obtiene una información muy interesante a echar una mirada hacia el pasado.
Al echar un vistazo hacia atrás muchas veces se tiende a machacarse por haberlo hecho mal o por no haber sabido reaccionar como mejor se sabe. Como cuando se te ocurre la respuesta ideal…. 10 minutos después de haber tenido una discusión con alguien. Eso es muy injusto con uno mismo. No hay nada malo en ti porque a veces no aparezca tu mejor versión en el mundo, es tan solo que en ese momento has estado menos fino/a. Hay quien piensa que las reacciones de los demás o del entorno ante nosotros es tan solo una fuente de información muy muy valiosa. Si quiero mantener el coche dentro del carril pero empieza a temblar el coche porque estoy pisando la líena del arcén es una información valiosísima. Si quiero hacer un gran guiso, estoy constantemente verificando si voy en buen camino o no para poder ir haciendo ajustes. También cuando hablo con alguien y me parece que no me entiende, es muy interesante darme cuenta porque me permite hacer cambios en que o cómo lo estoy haciendo. De nuevo, sin conciencia no hay cambio, y esa conciencia sirve para poder hacer algo distinto, para poder aprender de forma más rica sobre una experiencia que ya hemos tenido.
APRENDER SOBRE EL AÑO TRANSCURRIDO
Aunque dicen que el tiempo no existe, a mi el tiempo me sirve para poder abrir y cerrar ciclos en mi vida. Y creo que no soy del todo raro: todo el mundo se suele poner los objetivos después de verano y después de navidad (también hay quien aprovecha sus cumpleaños para ponerse similares objetivos). Así que me siento un rato con una hoja en blanco y un lápiz (old style) y hago un repaso de lo que ha sucedido este año en mi vida y en mi entorno más directo y sobre todo, para reflexionar a cerca de cómo he reaccionado ante eso que ha traído la vida. Y mientras reflexiono, alguna de las preguntas que me hago son:
- ¿Has dado pasos importantes hacia la vida que deseas?
- ¿Has sido más tiempo feliz o infeliz?
- ¿En qué momentos has dado al mundo tu mejor versión?
- ¿En qué momentos has dado al mundo tu peor versión?
- ¿Cómo podrías haber reaccionado mejor en relación a las últimas dos preguntas?*
- ¿Hay alguna persona/situación con la que necesites quedarte en paz?
- ¿De que cosas estoy agradecido?
*Cuando hemos reaccionado bajo nuestra mejor versión, también es interesante poder dar una nueva revisión a esa situación. Quizás te sorprendas.
Estas preguntas me recuerdan mucho a la película “el curioso caso de Benjamin Button” donde el personaje principal vive la vida biológicamente al revés: nace siendo un viejecito y muere siendo un niño. Creo que es muy interesante enriquecer nuestra experiencia de vida visitando constantemente nuevos puntos de vista, nuevas perspectivas y por decirlo de alguna manera, unas gafas nuevas con unos cristales de un color distinto al habitual.
En fin, que este año termina y me gusta siempre girarme y decirme: chaval esto es lo que ha habido, ¿qué has aprendido? También me gusta encontrar un momento para reflexionar a cerca de….¿y este año que entra qué haces chaval? pero eso… ¡eso es otra historia! ¡¡FELIZ NAVIDAD!!