¿Qué puedo hacer ante un momento de ansiedad?

Por un momento imagina hay un cocktail en una casa de tu  barrio y que entras allí como invitado. Empiezas a andar de aquí para allá y ves a otras personas que hablan entre ellas. A ti nadie te hace caso alguno y te sientes desatendido. Sigues andando por la casa donde todos conversan unos con otros  excepto tú. Empiezas a enfadarte y tratas de intentar hacerte notar de todas las maneras que se te van ocurriendo. Los demás se giran hacia ti extrañados como diciendo “¿qué está haciendo?”, lo cual a ti ya te enfurece. No contento con eso, llega el anfitrión de la casa y te dice “no quiero que estés aquí, fuera de mi casa”. ¿cómo te sentirías si te dijeran eso? Pues eso precisamente es lo que hacemos con la ansiedad, le decimos que no queremos que esté ahí.

Decía un profesor mío, “mientras estés vivo, un día te va a visitar la alegría, otro día te visitará la tristeza y otro día lo hará la desesperación; también hará acto de presencia la rabia y la envidia, así como el disfrute, el placer y la felicidad. Y también te visitará la ansiedad.  Mientras estemos vivos, esas y todas las experiencias humanas nos van a visitar no en una, sino en numerosas ocasiones.”  Sencillamente, todas estas emociones, todas estas experiencias, vienen como consecuencia de estar vivos. Otra cosa es si sabemos manejarnos con todas ellas.

 

EL SER HUMANO ES COMO UNA TUBERIA

Como esas donde nos explican en los anuncios que se pueden atascar y hay que echarle un producto químico, o como las tuberías de nuestro organismo que se obstruyen con el colesterol. Así somos. Lo curioso es que constantemente la vida nos está atravesando, está pasando por esa gran tubería que somos cada uno de nosotros.

Habitualmente todas las experiencias del día a día pasan por esa tubería de manera más o menos fluida, pero de repente, aparece una sensación molesta en nuestro cuerpo, como un pálpito o como una energía, y la vida parece que se congela. A veces aparece delante de una situación de conflicto, a veces ante algo que nos da miedo o nos pone nerviosos. A veces esa sensación aparece sin motivo aparente (aunque si está ahí, algún sentido y propósito tendrá) y en general, en esos momentos todo el mundo se detiene a nuestro alrededor y entramos en modo supervivencia: queremos huir,  nos quedamos congelados  o atacamos.

Entonces somos como tuberías y la vida nos atraviesa constantemente, sólo que algunas experiencias pasan con fluidez y otras se nos quedan atascadas. Habitualmente lo que queremos es que no estén, queremos que desaparezcan… como el anfitrión del cocktail. ¿Y parece que eso no funciona no?

 

LA PREGUNTA CLAVE

Virginia Satir fue una terapeuta de gran prestigio que le preguntaba a sus pacientes: ¿cómo te sientes? y el paciente solía responder “furioso, o nervioso, o con miedo… o ansioso”  Virginia entonces les preguntaba “¿y cómo te sientes…sintiéndote de esa manera?”  Y la respuesta a esta pregunta era y sigue siendo clave para averiguar cómo uno se está relacionando con esa experiencia humana.

Cuando nos relacionamos con cualquier sensación o emoción de las llamadas “negativas” (la etiqueta misma ya dice mucho de esa relación), lo más normal es que queramos que se no esté, o nos sentimos furiosos, tristes o desesperados. En esos momentos solemos tener mucho diálogo interno y las cosas que nos decimos a nosotros mismos no suelen ser muy bonitas. Lo que hacemos con todo esto es contraer la tubería y no dejamos que la vida pase a través de nosotros.

Cuando aparecen este tipo de sensaciones, contraemos el cuerpo entorno a un punto y no dejamos que eso que esté sucediendo como experiencia humana, pase por nuestro cuerpo como lo hacemos con la felicidad, el disfrute o la seguridad.

 

¿QUÉ HACER ANTE UN MOMENTO DE ANSIEDAD?

Generalmente un momento de ansiedad es considerado como un momento desagradable y a evitar. La sugerencia general es pasar a vivirlo como un momento para experimentar algo nuevo y para descubrir cómo podemos aprender a manejarla sintiéndonos cómodos y abiertos. Total, lo que se ha hecho hasta ahora no funciona… Aquí van algunas sugerencias para que puedas probarlas y jugar con la experiencia cuando aparezca:

  • Dile a esa sensación que es bienvenida en tu casa.
  • Dile que sabes que está ahí por algún motivo (aunque no sepas cual es) que tiene sentido que esté ahí.
  • Pasa de pensar que es una mala sensación a pensar que es tan solo una sensación.
  • Obsérvala sin juicio, acéptala tal cual es  y siéntela con curiosidad
  • Intenta darle espacio como buen anfitrión, trátala como te gustaría ser tratado.
  • Presta atención a tu respiración, sin cambiarla, tan solo se consciente de tu respiración.
  • Pásate un objeto de una mano a la otra. Si puedes con 3 objetos o más, genial (de aquí al circo del sol jeje)
  • También puedes contar de 100 a 0 de 3 en 3 mientras saltas a la pata coja.
  • Presta atención a la sensación de tus pies en el suelo o de la parte de tu cuerpo que esté en contacto con algo sólido.
  • Mantén las tuberías limpias: haz algo en tu día a día que te serene y que te haga sentir genial. ¡Algo que te guste hacer!
Curiosamente, aceptando lo que hay es la única manera de que eso mismo se transforme. Aceptando lo que hay damos espacio para que nuestra tubería esté limpia en lugar de estrecharla y permitimos que la experiencia de vida que ha correspondido vivir en ese momento fluya como cualquier otra. Como dicen, a lo que uno se resiste persiste y lo que se acepta se transforma. ¡Qué paradójico que el cambio se produzca con la intención de no cambiar!
¡Espero os sirva y que podáis vivir la ansiedad como una experiencia más que nos atraviesa y que permitimos que lo haga de manera fluida y tranquila!
¡Recomiendaselo!
  • Twitter
  • Facebook
  • email

    Leave a Reply

      

      

      

    You can use these HTML tags

    <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>