Un día iba con un amigo en el coche por la autopista, día soleado, buena musiquita y buena conversación. De repente el coche de delante hizo un movimiento extraño saliéndose algo de su carril. Mosqueo descomunal por nuestra parte, seguido de varios insultos “eres un ñsldfjñasldfjnñsadlf” . Minutos más tarde se termina el CD que estaba sonando y vamos a cambiarlo. Se me cae al suelo en la parte del piloto donde conducía mi amigo, éste, intenta cogerlo y al hacerlo se le desvía el coche hacia el otro carril. Pititos por parte de otros coches y movimiento de manos que no querían decir algo así como “os quiero”. Nosotros, indignados porque no había sido para tanto. ¿cómo son las cosas no?
La cuestión está en que cuando vemos al otro tropezar con una piedra lo llamamos torpe, pero cuando nosotros tropezamos con una piedra similar decimos…”¿¡quién a puesto esa piedra en mi camino!?”
La tendencia general es que solemos ponerle la etiqueta a la persona “fulanito es torpe”. Da igual que más adelante, justo en frente de nuestras narices, haga malabarismos con 10 pelotas, que haga patinaje artístico con 5 personas encima… para nosotros “fulanito de tal es y seguirá siendo torpe.”
Ya es conocido el término de “encasillar a alguien” ya sea porque es torpe, es perezoso, es amable, bueno, malo… ¿a ti en qué casilla te pusieron? Es muy común que entre las personas que o bien pasamos mucho tiempo o conocemos ya de tiempo atrás, se establezca un… “ya se de qué pie cojeas”. ¿te suena esto?
Un jardín en la terraza
En la terraza de casa tenemos un jardincito con distintos tipos de plantas. Poco a poco vamos plantando nuevas y de vez en cuando voy a la terraza a tomarme un descanso del trabajo. Unas veces después de un primer vistazo a la terraza y decirme “que bonito está el jardincito”, sigo pensando en el trabajo, otras veces sigo pensando en el viaje de la semana siguiente y otras, en lo que ocurrió la conversación que tuve con otra persona. Sin embargo, otras veces, ocurre algo mágico: me fijo con mayor atención en cada una de las plantas y me doy cuenta de que la semilla que plantamos la semana pasada es ya una planta. También me doy cuenta de que al almendro le han salido pequeñas almendritas y que otro árbol, está lleno de brotes nuevos. ¿dónde estaba mi atención cuando estaba pensando? En los pequeños cambios que hacen las plantas… seguro que no!
Lo habitual es poner una foto en la cara de los demás y cada vez que nos encontramos con esa persona, la vemos a través de ese “filtro”. “Menganito es así o asá y ya lo conozco a la perfección”. Pero cuando el dedo que señala es hacia nosotros decimos un ” ¡pero si yo ya no soy así! ¡cambia tu visión de mi!” … y la pregunta que deberíamos hacernos todos es que vale… tu cambias y los demás deberían actualizar tu fotografía ¿y tu? ¿actualizas la fotografía de los demás?
Como las plantas de la terraza, cada uno de nosotros está haciendo toooodos los días infinitud de pequeños cambios. A veces vienen épocas donde estos cambios lucen más, o hay momentos en los que aparecen muchos cambios como consecuencia de meses de intentos, de meses de cambios microscópicos que un día generan un cambio más tangible, más visible. A veces es un cambio en un hábito, otras veces, un cambio de actitud y otras veces en un cambio de punto de vista. Pero los demás no ven los cambios en nosotros y nosotros no vemos cambios en los demás ¿qué plan no?
Cómo podemos darnos más cuenta de esos cambios en los demás
- Pon toda tu atención en la persona y deja todo lo demás que estés haciendo.
- Observa a la persona sin juicio, de manera neutral
- Escucha a la persona sin juicio, de manera neutral
- Respira mientras haces todo eso
- Cuando te escuches decir un… fulanito ES torpe… cuestiónatelo
- Acuérdate de que puede que sea torpe y también habilidoso, solo que en distintos contextos. Cuidado con generalizar.
- Mientras haces todo esto, hazte constantemente la siguiente pregunta “¿en que esta cambiando esta persona ahora?
Heráclito decía “no puedes mojarte dos veces en el mismo río”. Piénsalo por unos momentos, y mientras lo piensas el agua sigue fluyendo por el río, ya no es la misma agua. Básicamente no te puedes encontrar con la misma persona dos veces. No puedes encontrarte a la misma persona ni siquiera una vez porque cuando te la estás encontrando, él está cambiando, tú estás cambiando, el mundo entero está cambiando.
Parece que ya conocemos todo lo que hay a nuestro alrededor, pero tanto nuestro entorno como nosotros mismos, estamos en un proceso de cambio continuo. Así que, ¡a disfrutar de redescubrir todo lo que te rodea y a ti mismo!