¡Hola! ¿cómo estás? La respuesta más frecuente es “bien, ¿y tu?” Vamos a dejar a parte que no solemos hacer la pregunta con la intención de recibir una respuesta del tipo :”pues ahora que preguntas, estoy fatal, me pasa esto, lo otro” (aunque a veces si que la recibimos jejejeje) Lo cierto es que en el transcurso del día pasamos por un sinfín de estados distintos. En un momento estamos tranquilos, en otro momento seguros, en otros nerviosos…y así vamos pasando el día. Los expertos en la materia dicen que nuestra experiencia de vida depende fundamentalmente de nuestro estado.
Recuerdo un profesor que en una de sus clases nos comentaba “yo soy un agente del estado”. Nos describía cómo cuando estamos más desequilibrados, todo a nuestro alrededor parece que está desequilibrado. Eso me recordó un día que paseaba por la mañana a mi perra. Ya había empezado el día levantándome con el pié izquierdo y todo con lo que me tropezaba, me molestaba: una señora que no me dejaba paso, un coche que no paraba en el paso de peatones donde pretendía cruzar, de repente pasaba un autobús y me asustaba. Me daba cuenta que conforme pasaba el tiempo, me encontraba más alterado, más metido en mis pensamientos y estaba tensando más de la cuenta todo mi cuerpo. Lo peor de todo, es que le estaba trasladando esto también a mi perra, que sólo hacía que dar tirones y saltos a mi alrededor.
Este profesor, también nos describía cómo cambia nuestra experiencia de vida, con todas esas mismas circunstancias, cuando nos encontramos bien. Nos describía cómo cuando estamos equilibrados, todo a nuestro alrededor parece en equilibrio. Ahí me acorde de otro día que me fui a dar un paseo con mi perra. Ese día me había levantado con ganas de comerme el mundo, tranquilo y con la mente despejada. Todo a mi alrededor me parecía que ocurría en plena armonía ya fuera, la misma señora que no me dejaba paso, o que escuchara un grito a la otra parte de la acera. Disfrutaba del sol en mi cara, de los sonidos del entorno y me sentía de fábula. ¡Todo me parecía genial! Mi perra, andaba al lado más feliz que un regaliz.
Asi que este profesor insistía una y otra vez en que todo empieza con el estado en el que te encuentras. Si estás intranquilo, nervioso, con miedo o enfadado, ves el mundo como una amenaza. Si estás tranquilo, focalizado y equilibrado, ves el mundo con ojos frescos.
Así que ¿cómo estoy cuando trabajo, cuando estoy con mi familia o cuando practico un deporte? ¿puedo tener el estado más apropiado en todas las circunstancias?
En próximas entradas comentaremos cómo darnos cuenta de nuestro estado y cómo podemos jugar con eso para generar el estado más adecuado para cada uno en todas sus circunstancias. En definitiva, en cómo convertirnos en agentes de nuestro estado.
